La educación de los niños Stark

Ahora que van a pasar la última temporada, señalo algunas pedagogías por las que pasan los niños en esta serie. Esos niños no van a la escuela, como en casi todas las representaciones en las que los niños viven aventuras. Creo que sólo hay una escena de escuela, que es cuando Margaery Tyrell, fingiendo un carácter compasivo, acude a un hospicio a darles cosas a los niños.


La serie es fantasiosa, pero muestra muchas costumbres reales del tiempo medieval europeo, hasta el punto de ser instructiva. De modo que vamos con el primer niño, Brandon Stark. Si recordáis, en el principio del primer capítulo de la primera temporada, tras unas prácticas de tiro con arco, su padre, el honorable rey de Invernalia Eddard Stark, le enseña un poco de qué va la historia de la cosa, ajusticiando a uno que ha huído de la defensa del Muro.




-¿Has entendido, hijo mío, por qué me he ventilado al sujeto que antes estaba vivo?
-Claro, padre.
Acto seguido, se van a celebrarlo. Este es uno de los casos de instrucción en la impresión chocante por las que el niño Brandon Stark va haciéndose a la mocedad. Para quien conozca la serie, no hace falta contarlo todo. Destaco las lecciones de "el cuervo de tres ojos". Se lo toman tan en serio que aparecen en los lugares. La sensación de "iluminación del tiempo pasado" es esa, aquí con Max von Sydow como maestro de Historia.






Su hermana Arya pasa por una variedad de sistemas pedagógicos alternativos. No hace amigos que duren, pero sus experiencias y maestros han de dejarle una huella indeleble.


Al principio aprende algo importante sobre la vida: "clávala por la parte puntiaguda".


Fascinada por la posibilidad de dar y repartir, ingresa en una especie de monasterio, en donde conoce a mucha gente, aunque pocos con buena cara, y pocos con cuerpo.



Las prácticas en esa escuela son realmente exigentes


 
Es buena fortuna dar con buenos maestros, sobre todo cuando son amigos. De la mano de este señor, un eminente pedagogo, aprende el significado de la vida: dale a la paz una oportunidad... y aprovecha ese momento para atacar.


En un momento dado, la chica demuestra sus habilidades, pues se siente más que preparada, en lo que vemos que la educación consciente da frutos molientes.



Está la hermana mayor, Sansa. 

Sansa, o los infortunios de la virtud.

  Al principio la tenemos bordando en el mundo idílico y norteño de su casa. Haciendo la escolarización conventual que hacían realmente tantas chicas respetables durante los siglos de la realidad. Es una doncella que va para reina y su atuendo es la discreción, sus joyas los buenos modales y su corona es el pudor. Es la princesa de cuento que un pararazzo hubiera soñado, pero también es aquella con quien el marqués de Sade hubiera soñado, y efectivamente su crianza postpúber parece consistir en la sucesión de encuentros con personajes surgidos del sadismo latente.
No quiero recordar a semejantes engendros que castigan la pureza de Sansa con la crueldad del resentido. La moza tiene que pasar por auténticos martirimonios, en los que cada día es trágico. Pero animada por su alma lobuna resiste y lo que no le mata le hace más lista, de modo que sobrevive y entra en el juego de poder de los adultos de esta serie. Tal que se puede decir que el aniquilamiento de su inocencia, quebrada de mil maneras, fue la forja que le tocó, y perdió en ello el cielo, mas ganó el mundo, y como vemos en la foto, conserva la sonrisa. 


No me puedo dejar a su primo, el joven Robert, príncipe del Valle, 


                          Le quiere con locura

Es de agradecer que nos presenten tan a las claras un peligro evidente de la educación en casa. El amor, en un ambiente de odio, supone la salvación. y la ingenuidad tiene su belleza, pero en exceso se vuelve fealdad, como nos muestra este personaje excesivo. El conocimiento también lo es de lo malo y de lo difícil.
Y digamos que puede darse un componente destructivo, castrador, aunque sea de manera inconsciente, en un ferviente amor familiar. Pero eso sería poco en comparación con el carácter de una educación obligatoria (y gratuita) que no sólo castra al niño, sino que da por castrados a sus padres, disponiendo de su voluntad sin más preguntas, tal cual se haría con unos prisioneros.
En esta serie aparecen muchos prisioneros, y aunque estén junto a otros, no les vemos alborozados por la oportunidad de congeniar. El alborozo es cuando escapan. Precisamente está ese ejército de esclavos castrados a los que (supuestamente) libera Daenerys (para servirse de ellos), los Inmaculados. Otra educación alternativa, la de la igualdad soñada, lograda.

Rectos como varas, quedaron


Y ya por hoy. Llenarse de razones también agota.

Yo creo que la cosa termina con el gurú de la secta esa resucitando y ocupando el trono.

 



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