Ab urbe condita en el año MMDCCLXXV ab urbe condita




Todo esto sólo es posible como entretenimiento y fascinación desde una libertad total, y si no, es imposible.

 En el año tercero de la sexta olimpiada, 753 años antes del nacimiento de Cristo, Rómulo y Remo, educados en la cueva de la loba Luperca, fundaron Roma sobre una colina a orillas del Tíber. Mucho tiempo después, Tito Livio, historiador y maestro de la familia del emperador Augusto, escribió su historia (la de Roma) en 142 libros, bajo el título Ab Urbe condita (Desde la fundación de la ciudad). Nos han llegado 35. Siguiendo nuestra línea de conocer el tiempo pasado a través de textos originales, los elegimos como vía principal. Es un texto detallista, bastante objetivo, lo más clásico que pueda leerse y su lectura nos ha llevado, a lo largo de dos años, por la historia de Roma y todo lo adyacente, desde la antiguedad legendaria hasta el tiempo de Cristo y el Imperio de Augusto. Había que contarlo.

Estas obras están perfectamente editadas y disponibles en las ediciones de la editorial Gredos, disponibles en librerías y bibliotecas, en Imperium.org, a veces en kioskos, en la cuesta de Moyano y en pinchos de amigos.


Su lectura no tiene nada que ver con algo a memorizar para algún examen o nada por el estilo. Sino con conocer lo sucedido antes de nuestras vidas. O sea, con conocer lo sucedido. Naturalmente, la mayoría de historias personales no están recogidas en los relatos de las hazañas de Roma y sus personajes de gran fama, pero sí los rasgos principales de su tiempo, sus leyes, su religión, sus esperanzas y temores, su dieta, sus epidemias y guerras, sus paces, los milagros del cielo (con cierta frecuencia, llovían piedras). Y además contiene muchas historias personales. La de Cincinato, el gran líder que sólo quería que le dejasen en paz; la de Aníbal, que juró odio eterno a Roma; la de Escipión, que derrotó a Aníbal; la de Catón, el educador de sus propios hijos y restaurador de la moral, son algunas de las más conocidas, pero el libro menciona y glosa a romanos, a extranjeros, a patricios y plebeyos, a traidores, a valientes, a esposas, madres e hijas por cientos.

Aunque ésta ha sido la vía y el transporte, el paisaje ha sido variado. Entre otros, la gran Historia de Polibio complementa y añade. Los personajes célebres que aparecen son tomados y como esculpidos en las Vidas Paralelas de Plutarco. (En sus Moralia, hace lo mismo con todo lo demás). En un momento dado, Tito Livio se termina y para el siglo I aC, el más famoso, se precisan otros medios, en los que seguimos.


Hemos leído teatro, su espectáculo tranquilo. Hay una película/musical, Golfus de Roma, que se está representando en Madrid precisamente ahora, y que conjuga tres obras de Plauto, autor más conocido de este tiempo.

Hemos hecho una aproximación gustosa, a través de las recetas de cocina que conservamos. Podíamos haber reproducido artesanía, vestidos, juegos. Juegos sí hemos jugado, y hecho. Entre los videojuegos Rome, total war.

Una serie excelente, Roma, cuenta la historia de dos soldados y sus familias en el tiempo de Julio César, sin demasiado sexo o brutalidad (más o menos) y con cuidado de cada detalle.

RTVE ha producido recientemente unos documentales impresionantes, Ingeniería romana, en RTVE a la carta, en donde se explica, por ejemplo, cómo la obsesión por beber siempre agua fresca de manantial, les hizo maestros de los acueductos.

Para entender el origen de la ciudad una película italiana reciente, Il primo Re. Apenas hablan.

Hemos visto los documentales de Mary Beard, en Filmin y en Documania. No queda claro si le atrae más Roma o su propia película ideológica, pero los documentales son ilustrativos.

Vídeos sobre todas las cosas posibles de la república romana, en línea. Hay muchos textos plomizos con voz mecánica y cuatro fotos fijas que pueden hundirte, pero hay mucha otra gente que lo vive y se viste de legionario para contarlo. Nos resultaron de gran ayuda los que explican gráficamente las batallas históricas, que en un texto son difíciles de seguir.


La lectura, como todo lo que nos pasa, puede ser mejor o peor. 

En bastantes ocasiones, pues sólo queremos saber el final. Y a veces ni eso. Esas veces es mejor dejarlo. Si toda la lectura fuera algo insufrible, si todo en la vida fuese así, nos forzaríamos unos a otros a saber cosas que no queremos y a las que no vemos el sentido, y el objetivo sería lograr forzarnos y cuanto más mejor.  

Pero los días buenos, hemos hecho de cada capítulo una película, de modo que el salón era un día el foro de Roma con los justos discursos de los tribunos y las respuestas patrióticas de los senadores, y los secuaces de ambos entre la multitud asegurando el aplauso; otras estábamos en la casa de Marco Furio Camilo, razonando con él, pues le necesitábamos como nunca, aunque le volveríamos a repudiar solucionado el problema; o ha sido el campo de Cannas, rodeados y extinguidos unos, los buenos, y triunfadores los otros, los mejores.

Hay todo un género cinematográfico dedicado a lo que hemos leído, llamado peplum, y lo hemos actuado sin verlo. En general, es más divertido cuando lo hace uno mismo. 

Esta lectura había de ser completada con una visita a Roma misma, que habrá de esperar.

...

No es sólo Roma. Son también aquellos con quienes se encuentran. Entre otros:

Los griegos, que lo son todo para los romanos y lo siguen siendo según van reduciéndoles a su dominio. 

Griego es el oráculo de Delfos, al que acuden  para saber cómo tienen que ser sus leyes. Griego es Arquímedes, el personaje prodigioso, que les vuelca los barcos en Siracusa con sus máquinas cuando la daban por tomada. Quizás eso pueda llevarnos a Alejandría, o a la geometría, y a seguir una vía técnica en la que acabamos haciendo barcos. O a lo difícil que es dar con verdades.

Los galos, que luchan a pecho descubierto y nunca acaban de rendirse. Galos por todas partes. No hace falta decir que en Astérix, esto cobra vida.

Los indomables habitantes de Hispania/Spania, que con Quinto Sertorio hicieron la primera gran secesión de Roma, y su primera independencia (82-72aC). Hay una buena serie española, Hispania.

Los cartagineses, que les tuvieron ahí. Estaban a las puertas de la ciudad tras derrotarles hasta no quedar defensa en pie. Eran otro mundo posible. Pero no pasó.

Quizás el mundo cartaginés no hubiera sido tan distinto.

Algunas consideraciones:

Cuando visitamos un país extranjero, nos interesan aspectos de él, y otros muchos no. Tampoco necesariamente nos aprendemos sus leyes ni su idioma. Sin embargo nos hacemos con una experiencia de ese lugar, de su aire y aspecto, nos quedamos con lo que nos llama la atención, con algunas palabras formales, etc. Quizás el afecto o la casualidad nos lleve algún día a ser  ciudadanos y amantes de ese país. O quizás no, pero seguro que a lo largo de la vida nos toparemos con él en muchas ocasiones, porque tampoco hay tantos países.  Lo mismo la Historia.

Roma no fue una organización especialmente autoritaria. Cada cual con su opinión, pero la República romana son 500 años de democracia y contrapoderes muy bien llevados.

Con frecuencia, quienes denuncian las injusticias del poder antiguo, no tienen problema en esclavizar a la sociedad de su tiempo según su arbitrario parecer y sin mostrar la más mínima duda. 

En todos los tiempos ha habido situaciones parecidas a las presentes. Ideas peores y mejores. Movimientos totalitarios y por la libertad. Personas obsesionadas con controlar al prójimo y gente que se libra de ellos.

Las clases sociales romanas se organizan básicamente por antigüedad, que es una manera. Y todos entran antes o después, incluídos los esclavos. Que también es una manera. En el mundo, hasta hace un siglo y medio, la esclavitud era algo normal, por desgracia, rara vez visto como algo injusto. 

Las mujeres de Roma no eran distintas de las actuales, ni tenían una consideración propia y por parte de los varones muy distinta de la que tienen ahora. La diferencia principal es que tenían muchos más hijos. La media era siete hijos por mujer. 

Los niños también eran los mismos. Pero eran muchos más. Aquellas eran sociedades de adolescentes y veinteañeros y hacían cosas propias de la edad. Tanto Escipión como Aníbal lideraban a sus ejércitos a los 25 años. 

Cuando se vive el pasado, tenga uno la edad que tenga, no hay nada que parezca anormal.

Y todo parece un milagro que se ha dado.


Continuará.
















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